Si hay algo que cumplen la mayoría de los partidos políticos son los acuerdos para rotarse la presidencia del Congreso, los cuales toman días y días de deliberaciones al comienzo de cada periodo congresional.
Los acuerdos entre las colectividades son una tradición de vieja data y permiten repartir presidencias de Senado, Cámara, comisiones constitucionales, legales y hasta definir qué congresista irá para cada célula legislativa en el cuatrienio. El presidente del Senado es el mismo del Congreso.
Pero, ¿cómo se realizan estos pactos políticos? Cada cuatro años, cuando es elegido un nuevo Congreso, se reúnen unos delegados de los partidos políticos llamados compromisarios. Su tarea es repartir las dignidades que hay en el Legislativo –también conocidas como mesas directivas– y armar las comisiones, dentro de las que están, por ejemplo, la Comisión de Acusación de la Cámara.
En otras palabras, se trata de decidir a qué partido le corresponde la presidencia de Senado o de Cámara y en qué año legislativo, cuadro en el que entran también vicepresidencias de comisiones y, usualmente, secretarías y direcciones administrativas.
De acuerdo con el número de votos que haya obtenido cada colectividad, tienen derecho a un número de presidencias, vicepresidencias y a unos cupos en cada comisión.
Esta repartición hace que la destreza de los compromisarios para negociar sea clave. Su habilidad se ve cuando, por ejemplo, un partido político no tiene una alta votación y consigue algunas presidencias de comisiones, o acceder a las mesas directivas de Senado y Cámara en alguno de los cuatro años legislativos.
Y para las comisiones el partido, según el número de cupos, reparte internamente qué parlamentario debe ir a cada una, en lo que pesan razones políticas y de experticia en los temas.
En el caso de Char, Cambio Radical, su partido, es al que le corresponde la presidencia del Congreso este periodo y desde hace varios meses su nombre fue acogido por la bancada.
Y aunque su elección es casi un hecho, cualquier cosa podría pasar e incluso su bancada podría dar un giro e inclinarse por otro nombre, lo que solo se sabrá el próximo 20 de julio.
Artículo publicado por la sección política del diario colombiano El Tiempo