¿Puede negarse el DERECHO DE PALABRA a los diputados?

Por José Ignacio Hernández.

El martes 17 de abril los medios de comunicación reflejaron que el Presidente de la Asamblea Nacional decidió negar el derecho de palabra en la Asamblea a los Diputados “que no reconozcan al presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros”. Apartando el debate político que generó ese hecho, cabe preguntar: ¿puede negarse el derecho de palabra a los Diputados?

El derecho de palabra: esencia de la democracia parlamentaria

Simplificando bastante el alcance y fundamento de la democracia parlamentaria, puedo señalar que los diputados están en la Asamblea, básicamente, para hablar. De eso se trata: debatir y discutir sobre los asuntos políticos que considera todo Parlamento. También, debatir y discutir sobre las Leyes y demás actos que el Parlamento conoce. Un Parlamento en el cual los diputados no puedan intervenir no es un legítimo Parlamento democrático.

La intervención de los diputados en el Parlamento y, por ende, su derecho de palabra y de voto en las sesiones es en realidad una obligación derivada del régimen representativo democrático: los diputados representan al pueblo y están obligados a ejercer esa intervención, precisamente, interviniendo en el debate.

«La intervención de los diputados en el Parlamento y, por ende, su derecho de palabra y de voto en las sesiones es en realidad una obligación derivada del régimen representativo democrático» José Ignacio Hernández

La irresponsabilidad de los Diputados en el debate parlamentario

Tan importante es el debate parlamentario que el artículo 199 de la Constitución establece una regla especial: los diputados a la Asamblea Nacional “no son responsables por votos y opiniones emitidos en el ejercicio de sus funciones. Sólo responderán ante los electores o electoras y el cuerpo legislativo de acuerdo con esta Constitución y con los Reglamentos”.

Para proteger el derecho de palabra del diputado, y con eso el derecho a intervenir y votar en las sesiones, la Constitución dispuso que las expresiones emitidas en el debate parlamentario sólo generarán responsabilidad política. Con ello quiso evitarse que, por indebida aplicación de Leyes penales, se censurara el debate parlamentario. Porque, de nuevo, un parlamento silenciado no es un parlamento democrático.

La regulación del derecho de palabra

Como toda actividad del Poder Público, el derecho de palabra está regulado con la sola intención de facilitar el debate parlamentario democrático y plural. De allí, que de acuerdo al Reglamento, la Presidencia de la Asamblea “tiene la obligación de garantizar el ejercicio del derecho de palabra de los diputados y diputadas, de conformidad con las normas previstas en este Reglamento” (artículo 74).

A tal fin, el Reglamento establece las condiciones para solicitar, obtener y hacer uso de ese derecho palabra. Además, el Reglamento reconoce tres únicas causales bajo las cuales podrá suspenderse el derecho de palabra:

– El primer supuesto, previsto en el artículo 71, es la pérdida del derecho de palabra cuando el Diputado a quien se le hubiere concedido estuviere ausente de la Sesión en el momento de ser llamado a usarlo “a menos que estuviere cumpliendo una misión de la Asamblea Nacional y se incorpore a la plenaria antes de finalizar el tema para el que se anotó en la palabra”.  El derecho se pierde sólo para esa intervención.

– El propio artículo 71 señala la segunda causal: también podrá perderse el derecho de palabra cuando el Diputado “de manera ostensible y reiterada se salga del tema o materia en discusión, en cuyo caso la Presidencia procederá a realizar un llamado de atención y de ser reincidente se suspenderá su intervención”. Igualmente, el derecho se pierde sólo para esa intervención.

– Por último, el derecho de palabra podrá suspenderse por la infracción a las reglas del debate, siempre, por el resto de la sesión. Sólo con el voto de la mayoría de los miembros presentes podrá suspenderse ese derecho por un mes.

Como se observa, la pérdida del derecho de palabra sólo procede ante causas tasadas y, siempre, para la intervención concreta o cuando mucho para la sesión. El voto de la mayoría de los miembros presentes podrá excepcionalmente suspender ese derecho por un mes.

Lo que no permite el Reglamento es suspender el derecho de voto indefinidamente o, menos aún, por una diferencia en el debate parlamentario.

No puede suspenderse el derecho de palabra por diferencias del debate parlamentario

En el caso presente, hay dos irregularidades que deben destacarse. La primera es que el derecho de palabra se ha suspendido indefinidamente, cuando ello no sólo no está previsto en el Reglamento, sino que además sería claramente atentatorio del régimen democrático de la Asamblea.

La segunda irregularidad es que se suspendió el derecho de palabras por causas no previstas en el Reglamento. Es más: se privó el derecho de palabra por no compartir las expresiones formuladas por los diputados.

Se podrá compartir o no lo dicho por los diputados. Podrá considerarse que esas afirmaciones son incorrectas, inapropiadas, contrarias incluso a la Constitución. Pero lo que no puede hacerse nunca es censurar el debate por no estar de acuerdo con lo afirmado por esos diputados.

Para evitar este tipo de situaciones, precisamente, es que el artículo 199 de la Constitución creó una especie de “burbuja de protección” del debate parlamentario, impidiendo así que se censura el debate por discrepancias.

«Silenciar el debate por no compartir las afirmaciones de Diputados es, por ello, silenciar a la democracia, pues se silencia al pueblo que es representado por esos Diputados». José Ignacio Hernández

Derecho de palabra, democracia y pluralismo

Para terminar, es importante recordar que el debate parlamentario responde a uno de los valores superiores del ordenamiento venezolano, de acuerdo con el artículo 2 de la Constitución: el pluralismo. Ser plural implica aceptar, proteger y respetar la opinión distinta, se comparta o no. El debate parlamentario debe ser plural pues la democracia es plural.

Silenciar el debate por no compartir las afirmaciones de Diputados es, por ello, silenciar a la democracia, pues se silencia al pueblo que es representado por esos Diputados.

Hoy día, más que nunca, los venezolanos necesitamos un debate plural, democrático y abierto, como garantía de paz y convivencia social. Para tenerlo debe devolverse a los Diputados su derecho de palabra.


Publicado en Pro DaVinci.

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